Autor: Antonio Gala
Editorial y año: Planeta, 2008
Asunción Moreno no fue nunca una mujer sencilla de entender. Y menos aún cuando se convirtió en Deyanira Alarcón, una escritora que triunfó con sus novelas. Hasta que una de ellas no gustó, y Deyanira decidió irse a Venecia a poner un punto y aparte en su vida. Estos son sus cuadernos, los papeles que escribió allí para entenderse a medida que pasaban los días y con ellos la desidia. Este diario refleja a una mujer que trata de sobrevivir escribiendo, después de haber renunciado a ese «tipo de literatura que solo sirve como literatura». Una mujer que pudo olvidarse de sí misma cuando al fin descubrió la vida que nunca había vivido.
Esta reseña no es fácil para mí. Hacía muchos años que no leía a Antonio Gala, un autor que me deslumbró por completo en El manuscrito carmesí, convertida desde entonces en una de mis novelas históricas favoritas. También me enamoró en La pasión turca, una historia difícil que retrata una obsesión amorosa hasta sus consecuencias finales. Era tanta la ilusión que me hacía reencontrarme con este excepcional novelista que comencé Los papeles de agua con gran disposición y mayor esperanza. Tal vez fueran las malditas expectativas, tal vez que no he sabido conectar con la protagonista, pero lo cierto es que la lectura me ha decepcionado. Y por varias razones, como intentaré explicar a continuación, aunque me duela en el alma ser incapaz de recomendar un título de uno de los genios literarios más brillantes de las últimas décadas.