Título: El temblor del héroe
Autor: Álvaro Pombo
Editorial y año: Destino, 2012
Román es un profesor universitario jubilado al que invade la nostalgia
de los días luminosos de la pedagogía en que fascinaba a sus alumnos
despertándoles el amor por el saber y ayudándoles a alcanzar una vida
más noble y más alta. Halagado por el interés hacia su persona que demuestra un
joven periodista, Héctor, permite que éste entre en su vida sin
sospechar que el pasado torturado del nuevo personaje le atrapará en una
situación en la que es incapaz de tomar decisiones, de comprometerse
con el drama al que asiste.
Álvaro Pombo es uno de los escritores españoles contemporáneos más influyentes. Es miembro de la Real Academia Española, milita en un conocido partido político de reciente formación y en su haber cuenta con importantes premios literarios, entre los cuales destacan el Planeta en 2006 y el Nadal, obtenido en 2012 por su última novela, El temblor del héroe; es una historia que aúna en la trama, con un resultado poco satisfactorio, filosofía y reflexiones sobre la vida, el amor, el sexo y las relaciones personales en general.
Cuando Héctor, un joven periodista, se interesa por la figura que en su momento representó Román, un profesor ya jubilado, la vida de éste da un vuelco espectacular. El pasado de Héctor se manifestará de una manera que alterará irremediablemente la existencia de Román, y entre ambos se trazará un lazo más allá del interés profesional. Eugenio y Elena, dos antiguos alumnos del profesor que aún mantienen contacto con él, también desempeñarán un papel importante en el nuevo estadio en el que ha entrado la vida de Román.
Me cuesta escribir la reseña de El temblor del héroe, porque se trata de una novela que, adelanto ya, no me ha gustado nada. No tanto por la historia, que me ha parecido una mera excusa de la que se sirve el autor para meter con calzador nombres de filósofos, teorías y expresiones en latín -algunas de las cuales son muy poco comunes y ni siquiera se digna explicarlas-, como por el estilo de Álvaro Pombo, que me ha entorpecido la lectura una y otra vez por los motivos que citaré a continuación.
Cuando un escritor tiene un gran dominio de la lengua y quiere aprovecharlo, se encuentra con que la línea que separa una prosa culta de una prosa pedante es finísima; Pombo, en mi opinión, la ha cruzado de un salto. La narración es opaca, llena de palabras rimbombantes y muy probablemente desconocidas por el lector, con una pluma que peca de ambiciosa y que termina ofreciendo una historia lenta y aburrida. Es éste uno de aquellos casos en que el cómo eclipsa el qué, en que los hilos que forman el tejido narrativo no permiten ver a través, y resulta complicado empatizar con los personajes y llegar a adentrarse del todo en el argumento.
El hecho de que una novela razonablemente corta me parezca una pendiente a cuya cima no es fácil llegar ya refleja la opinión que me merece el libro en cuestión. Desgraciadamente, dado que el aspecto que me ha desagradado ha sido el estilo del autor, es poco probable que vuelva a coger una historia de Álvaro Pombo, porque me temo que de nuevo me hallaría ante el mismo tipo de prosa. Es evidente, pues, que no me atrevo a recomendaros El temblor del héroe; decidid leerla, o no, en base a vuestros propios gustos literarios.