Título: Sal de vainilla
Autora: Ada Parellada
Traductor: Josep Escarré
Editorial y año: Planeta, 2012
Autora: Ada Parellada
Traductor: Josep Escarré
Editorial y año: Planeta, 2012
Àlex es un cocinero de gran talento, pero su premiado
restaurante, cuya peculiaridad reside en que no cocina con productos
procedentes originariamente de América, está cada día más vacío. Es brusco,
algo excéntrico y de pocas palabras. Annette es una joven canadiense que
aterriza casi por azar en el restaurante de Àlex, sin experiencia en cocina
pero con un máster en antropología alimentaria bajo el brazo. Es dulce,
enérgica y en su cabeza siempre bullen mil ideas. Son polos opuestos, sin
embargo hay algo que ambos comparten: un oscuro pasado. Recetas, cazuelas y
aromas aderezan la vida de los protagonistas: dos corazones rotos que
encontrarán entre fogones el condimento de su propia felicidad.
Cuando uno se dispone a escribir una novela, a menudo
echa mano tanto de sus experiencias personales como de su propia profesión.
Unir literatura y un munto apasionante como la cocina y la gastronomía no es
solo un acierto, sino que se convierte en un auténtico placer para todos los
sentidos. Sal de vainilla, la ópera prima de la cocinera Ada Parellada,
presenta una historia entrañable sobre las segundas oportunidades que a veces
nos regala la vida. Un argumento tan universal como atractivo que se alza como
un plato que hay que paladear y disfrutar.
Àlex es un chef conocido tanto por su destreza
culinaria como por su tempestuosa forma de ser y sus extravagancias. Annette es
una mujer canadiense que llega a Cataluña en busca de trabajo y estabilidad.
Cuando la joven entra a trabajar en el restaurante de Àlex, ninguno de los dos
apuesta por la mezcla de personalidades y culturas, pero la necesidad los
llevará a aceptarse y a acostumbrarse el uno al otro. El precario estado del
negocio, sin embargo, se revela con toda su crudeza y Annette hará lo posible
por dar un toque novedoso e ingenioso al local. La valentía de la canadiense
chocará con el hieratismo del cocinero catalán, aunque pronto aparecerá en
escena un tercer elemento que amenazará la situación de ambos y que los
obligará a tomar cartas en el asunto.
Nadie mejor que una profesional del sector para
describir las emociones que se viven en la cocina. El estilo ameno de Ada
Parellada nos acerca a un sinfín de recetas y de consejos culinarios que hacen
las veces de un condimento perfecto para la novela. Sal de vainilla
relata la convivencia de dos personajes maravillosos que, más allá de sus
peculiaridades, cuentan con un pasado un tanto misterioso que los ha moldeado
irremediablemente. Tanto Àlex como Annette encuentran, junto a las cazuelas y
los cuchillos, un lugar para expresarse. Las dificultades lingüísticas de
Annete -con el catalán en el libro original-, por otro lado, añaden un tono
humorístico y resultan divertidas y, cómo no, comprensibles.
La dulzura de la amistad, la acidez de la
desconfianza, el sabor salado de la vida, el regusto agrio de la traición y el
gusto exquisito del amor se dan encuentro en la novela. Es inevitable percibir
los olores de los manjares que protagonizan algunas de las escenas; tal es la
precisión con que están descritos. La autora ha conseguido transmitir su pasión
por la cocina de un modo simpático y directo a través de una trama interesante
y a ratos enigmática que guarda algún as bajo la manga que, sin duda, sabrá
desconcertaros y atraparos aún más. Si a todo lo anterior le añadimos la
espléndida ambientación en un pueblo catalán, inmerso en una cultura y unas
tradiciones fantásticas, ya no queda lugar para rechazar esta historia.
En numerosas ocasiones he oído opiniones de gente que
critica a aquellos que, con una carrera profesional a sus espaldas, deciden
probar suerte con una novela. A mí no me importa tanto quién ha escrito los
libros que leo como cuál es el resultado y de qué manera me entretienen, y este
libro me ha conquistado por todos los diferentes ingredientes que lo componen.
Si los colegas de Ada Parellada nos sorprenden con libros tan bien hilvanados
como Sal de vainilla, auguro un futuro muy prometedor a esta fusión
literaria. Si además de disfrutar con la lectura aprendemos lecciones de
cocina, el deleite es ya doble y la sensación final, de total satisfacción.
Nota: pido disculpas a la autora y a los que comentasteis esta reseña. Por un error de Blogger, se eliminó la original y se han perdido todos los mensajes que habíais escrito. He tenido que volver a subirla. ¡Lo siento mucho!
Pues yo no conocía a la autora. La novela parece estar bien pero ahora la cocina no me entra.
ResponderEliminarConfieso que no he leído ninguna novela que se centre en el mundo de la culinaria, pero, seguramente, resultará entretenido descubrir si su lectura puede producir tanta satisfacción como un plato de degustación bien elaborado.
ResponderEliminarHe leído buenas opiniones sobre esta novela. Pero hay algo que no acaba de llamarme para que me entren ganas de leerla. Ya sabes como va esto. ¡Comemos por los ojos!
ResponderEliminarBesos
Lupa
Me había llamado el titulo, pero no sabía a que me enfrentaba y ahora tengo claro que podría gustarme muchisimo porque es la mezcla de literatura y cocina me apasiona. Recojo tu guante
ResponderEliminarYo me la he leido y es muy divertida. Tenemos un club de lectura entre un grupo de amigos y compañeros de trabajo y fue novela elegida por uno de los miembros, además, Ada fue tan amable de venir a comentarla con nosotros. Un lujazo. Os la recomiendo ... Además, ese pastel de zanahorias no tiene desperdicio.
ResponderEliminarUn saludo