Título: El abuelo que saltó por la ventana y se largó
Autor: Jonas Jonasson
Traductora: Sofía Pascual Pape
Editorial y año: Salamandra, 2012
Momentos antes de que empiece la pomposa
celebración de su centésimo cumpleaños, Allan Karlsson decide que nada de eso va con él. Vestido con su mejor traje y unas pantuflas, se
encarama a una ventana y se fuga de la residencia de ancianos en la que
vive, dejando plantados al alcalde y a la prensa local. Sin saber adónde
ir, se encamina a la estación de autobuses, el único sitio donde es
posible pasar desapercibido. Allí, mientras espera la llegada del primer
autobús, un joven le pide que vigile su maleta, con la mala fortuna de
que el autobús llega antes de que el joven regrese y Allan, sin pensarlo
dos veces, se sube con la maleta, ignorante de que en el interior de
ésta se apilan, ¡santo cielo!, millones de coronas de dudosa
procedencia. Pero Allan Karlsson no es un abuelo fácil de amilanar. Esta vez, en su enésima aventura, cuando creía que con su jubilación
había llegado la tranquilidad, está a punto de poner todo el país patas
arriba.
El fenómeno best seller a menudo no es más que el efecto de una magna campaña de publicidad llevada a cabo por las editoriales. Las novelas que todos vemos, leemos y comentamos quizá son menos interesantes que algunos títulos que nadie conoce ni recuerda. En ocasiones, sin embargo, hay lugar para llevarnos agradables sorpresas con historias que bien merecen la fama tan repentina que han logrado. Ese es el caso de El abuelo que saltó por la ventana y se largó, la primera y encantadora novela de Jonas Jonasson, un autor al que sin duda deberemos tener en cuenta en el futuro. Si sus obras siguen la estela de su ópera prima, aquí tiene a un fiel seguidor.
A Allan Karlsson le quedan unas pocas horas antes de acudir a su fiesta de cumpleaños, en la cual asistirá todo el plantel de la residencia en la que vive. A él, no obstante, cumplir cien años le da lo mismo, así que no duda en abrir la ventana de su habitación y escaparse, en busca de libertad. A partir del momento mismo de la huida, el destino hará que Allan se encuentre con unos curiosos personajes con quienes vivirá una aventura tan emocionante como inolvidable. Y no es que Allan necesitara más emociones, ya que todo un siglo de vida le ha permitido codearse con celebridades mundiales y poderosas. Ahora que la policía investiga su desaparición, el abuelo centenario recorrerá Suecia con la maleta repleta de recuerdos... ¡y de millones!
Demos gracias a los autores y a las editoriales por las novedades tan brillantes con que a veces tienen a bien deleitarnos. Cuando empecé a leer El abuelo que saltó por la ventana y se largó, poco sabía de la novela, y quizá por esa razón la he disfrutado tanto. Jonas Jonasson nos trae una historia original, fresca y amena, con la cual la diversión está más que asegurada. La vida de Allan, que abarca todo el siglo XX, hace las veces de una diferente lección de historia, ya que gracias a él repasamos los momentos más importantes de la pasada centuria. Rusos, alemanes y norteamericanos, y sus respectivos conflictos, se reúnen en torno a la figura de este entrañable abuelo, quien nos roba el corazón gracias a su bondad y sus ganas de superar cualquier obstáculo. Y no son pocos los que le han salido, y le saldrán, al paso, pero Allan sabe mejor que nadie cuán inútil resulta luchar contra el destino y el orden de las cosas.
El magnífico sentido del humor del escritor, por otra parte, domina y dirige el hilo conductor del libro. Uno no puede sino elogiar el sinfín de giros argumentales que logran arrancarnos sonrisas o carcajadas -tal vez hasta involuntarias e incontrolables-. Las peripecias de Allan están salpicadas por una legión de comentarios irónicos y fantásicos que no solo amenizan la lectura, sino que revelan una destreza narrativa difícil de encontrar. A la alegría y al vitalismo que protagonizan las páginas de la novela hay que añadirle un grupo bien elegido de personajes que acompañan a Allan a lo largo de la misma. Una pandilla tan inverosímil como simpática que hace de cicerone a través de una odisea magníficamente surrealista y muy, muy cómica.
Creo que alguna vez ya he comentado las consecuencias, tan devastadoras como en parte predecibles, de las expectativas que tenemos para con una novela en particular. De El abuelo que saltó por la ventana y se largó no esperaba nada más que una historia distinta, y el humor de Jonas Jonasson me ha complacido en extremo. Es difícil mantener el listón de diversión alto durante cuatrocientas páginas, y lo cierto es que el autor sueco lo ha conseguido con creces. Hay alguna que otra anécdota protagonizada por Allan que sin duda tardaré años en olvidar; tal ha sido el impacto que me ha causado la vida de este abuelo centenario. ¿Os atrevéis a dejaros llevar por un personaje tan real como espléndido y cercano?