Título: Doce años y un instante
Autora: Anna Casanovas
Editorial y año: Vergara, 2013
Sebastián Nualart cometió un
grave error en su adolescencia, y a causa de ello su familia tuvo que
mudarse a Cádiz para que empezase de cero. Fueron tiempos difíciles,
pero después de recuperar el cariño de sus hermanos y conocer a Cecilia,
Sebastián pensó que el sacrificio había valido la pena. Pero el pasado
no ha quedado atrás, y la mejor noche de su vida acaba por convertirse
en un infierno. Sebastián se ve obligado a huir de nuevo, esta vez mucho
más lejos y con la certeza de que no podrá regresar jamás. Doce años
más tarde, Cecilia es una mujer fuerte y decidida, que no está dispuesta
a ceder ante el hombre que la abandonó sin darle la menor explicación.
Pero Sebastián ha estado esos doce años luchando por volver a verla, y
ni ella ni nadie van a impedírselo.
Cuando, hace ya unos cuantos años, comencé a coquetear con la novela romántica, descubrir las historias de Anna Casanovas supuso el empujón final que me llevó a enamorarme del género. Sus novelas contemporáneas primero, y las históricas después, me condujeron hacia una senda romántica preciosa, llena de sentimiento, sensibilidad y emociones, acompañada de un estilo ágil y divertido que ameniza la lectura. Tras numerosos éxitos, la autora nos regala Doce años y un instante, la novela más madura que ha publicado hasta la fecha. Se aprecia un cambio sutil, sí, pero la autora mantiene la esencia que la hace, probablemente, la mejor escritora de novela romántica en español del momento.
Sebastián se enamora perdidamente de Cecilia, y ella de él. El gran amor que los une parece ser capaz de destruir cualquier barrera que la vida les ponga en el camino. Algo sucede, sin embargo, y Sebastián abandona a su familia y a Cecilia sin previo aviso. Doce años más tarde, cuando las cicatrices de la partida de él ya casi han sanado en el corazón de ella, Sebastián regresa para recuperarla. La Cecilia de ahora, no obstante, poco tiene que ver con la adolescente que vivió un intenso primer amor. Es una mujer fuerte que no piensa perdonar a Sebastián así como así, aunque tendrá que enfrentarse a la decidida determinación de él por recobrar el tiempo perdido, al precio que sea.
Coincido con quienes afirman que con Doce años y un instante Anna Casanovas ha evolucionado como escritora. La trama es más elaborada, más profunda que en las anteriores novelas, aunque la historia de Sebastián y Cecilia hace gala del toque personal de la autora, una magia especial y única que no ha desaparecido, por suerte, en ninguna de las obras que ha escrito hasta el momento. Me gusta que la autora sea capaz de avanzar, de innovar, sin perder la esencia que la ha hecho convertirse en una de las más exitosas del género. Aplaudo desde aquí, pues, el camino que ha elegido con su nuevo libro, porque ha mejorado un aspecto que no parecía mejorable y ha sabido enamorarnos como siempre ha hecho.
Esta vez la historia transcurre en la costa gaditana, un enclave al que todavía no habíamos viajado con la autora, y lo cierto es que se nota el gran esfuerzo de documentación que ha debido de realizar para describir la zona con precisión y gusto. Por otro lado, el argumento principal, la historia de amor entre Sebastián y Cecilia, resulta emotiva y absorbente gracias al trabajo que hay detrás de los perfiles de los personajes, sobre todo del masculino. La prosa es, como siempre, simpática y sumamente agradable, por lo que la lectura de la novela queda reducida a un par de asaltos. Asistimos al relato de una relación complicada, con numerosos y serios obstáculos, en el que sentimos y nos enamoramos con los protagonistas, por lo que a nadie extraña que la novela, en lugar de leerse, se beba.
No puedo negar que, pese a la predilección que siento para con Anna Casanovas, siempre me enfrento a sus libros con el siguiente temor: ¿y si no me gusta tanto como los otros?, ¿y si la autora ha perdido eso que la hace especial? Con Doce años y un instante creció especialmente mi inquietud, ya que abandonábamos momentáneamente a los hermanos Martí para conocer un nuevo elenco. Todos mis miedos fueron, sin duda, infundados: la autora no decepciona, jamás, escriba lo que escriba. De hecho, creo que incluso compraría y leería los manuales de instrucciones de las lavadoras si fuera ella quien los hubiera redactado. Ni siquiera un texto tan frío y técnico me dejaría indiferente. Sabría conmoverme con los programas de centrifugado. Sin duda.