Título: 13,99 euros
Autor: Frédéric Beigbeder
Traductor: Sergi Pàmies
Editorial y año: Anagrama, 2001
Octave Parango, creativo publicitario, es un joven triunfador, forma parte de quienes deciden lo que el público deseará mañana: «Un escritor publicitario es el autor de aforismos que venden». Pero, asqueado de esa industria y sus manipulaciones, decide escribir un libro en el que denunciará los entresijos de la publicidad, para así conseguir que le despidan de la poderosa agencia en la que trabaja.
Hay veces en que un lector se deja llevar por una atracción inmediata y curiosa que parece oponerse a sus gustos personales —y estos finalmente se acaban imponiendo y demostrando que no siempre resulta acertado abandonarse a los brazos de la fortuna—. Las pocas ocasiones en que me alejo de mi zona de comodidad literaria suelen obedecer a flechazos, como el que hizo que me fijara en 13,99 euros, de Frédéric Beigbeder. La historia que precedió y sucedió a la publicación me llamó la atención: el autor era un célebre publicista que se decide a retratar y criticar su profesión y al que acaban echando de la empresa donde trabajaba cuando sale a la venta la novela, lo cual lo hace la mar de feliz. Llamativo, ¿verdad?
Octave es un publicista de éxito que está harto de la superficialidad y el deterioro ético y moral que acompañan el día a día de su profesión. Para ello no duda en recabar información y anécdotas que describan qué motores rigen la vida de una gran empresa de publicidad. Pese a lo que más desea Octave es que lo despidan, sus esfuerzos por ridiculizar las campañas de las que se encarga dan unos frutos inesperados y pronto se le acerca un ascenso al que es incapaz de resistirse. No todas sus acciones quedarán impunes, sin embargo, y quizá sus anhelos más íntimos se cumplan antes de lo que desea.
Aunque en el primer párrafo de la reseña pueda dar a entender que estoy en contra de que los impulsos nos convenzan para leer libros que de otro modo rechazaríamos, no es así, y estoy convencido de que gracias a esos arrebatos podemos descubrir lecturas fantásticas. La experiencia me ha llevado a la conclusión de que a mí no me suele ocurrir, y el caso de 13,99 euros se suma a la lista de decepciones. La baza principal de la obra de Frédéric Beigbeder —esto es, la denuncia del mundo de la publicidad— me ha parecido menos afilada y mordaz de lo que esperaba; hay numerosos ejemplos de comportamientos y acciones inadecuadas, sin duda, pero tal vez la vorágine de corrupción que azota nuestro país me ha insensibilizado y por ello lo narrado no me resulta sorprendente.
El estilo de la prosa ni que decir tiene que casa a la perfección con la crítica, pero lo he encontrado excesivamente vulgar. El ritmo, por otro lado, es ágil y logra que el lector mantenga la atención y me gustaría destacar la labor de Sergi Pàmies como traductor, porque la narración fluye con naturalidad. Tal vez el principal obstáculo al que me haya enfrentado sean los propios personajes, con quienes no he conectado en ningún momento. Pese a que me ha gustado especialmente que el autor juegue con la persona narrativa y presente distintas voces en la novela, no he empatizado con Octave ni compartido apenas reflexiones y opiniones. Cuando el protagonista está tan lejos de nosotros, es difícil, casi imposible, llegar a disfrutar de un libro.
Ha transcurrido una década y media desde que vio la luz 13,99 euros y me entristece constatar que muchas de las actitudes que aparecen retratadas y criticadas en el libro aún hoy forman parte del modus operandi de cierto tipo de gente. Frédéric Beigbeder llevó a cabo un acto de extrema valentía que lo llevó al paro y gracias al cual tenemos acceso a los entresijos de la publicidad, donde por lo visto todo estaba, y quizá aún está, tan podrido como la economía o la política. No he conseguido disfrutar plenamente de la historia de Octave, pero no me gustaría desanimaros del todo a leer la novela. Tal vez si la abordáis con menores expectativas que yo el resultado sea más satisfactorio y placentero. Tal vez.