Título: Una esposa perfecta
Autora: Katherine Scholes
Traductor: Julio Hermoso
Editorial y año: Planeta, 2014
1948. Kitty Hamilton llega a Tanganica con grandes expectativas hacia su nueva vida. Una emocionante aventura al otro lado del mundo puede ser justamente lo que ella y Teo necesitan para recuperarse del escándalo que casi acaba con su matrimonio. Ella está dispuesta a adoptar el rol de la esposa perfecta, pero sus sueños pronto se empiezan a empañar. En esta tierra salvaje y extraña, el cerebro no siempre puede controlar al corazón. Las viejas heridas resurgen y se encienden nuevas pasiones, y Kitty y Teo se enfrentan a emociones que les llevan más allá de lo que nunca hubieran pensado.
Hace algo más de un año y medio, en pleno ojo del huracán del éxito de las novelas paisaje, La reina de la lluvia llegó como una brisa de aire fresco que renovó el amor que muchos sentimos por las historias de este género. Katherine Scholes, la autora, nos invitó a un apasionante viaje a Tanganica, país que vuelve a protagonizar su segunda novela, Una esposa perfecta, que transita por la misma senda de emoción y calidad que ya recorriéramos con su ópera prima. Nos encontramos, no obstante, con nuevos ingredientes que nos alejan de la trama previa y que demuestran cuánto tiene que ofrecer una de las escritoras que mejor sabe dirigirse directamente al lector.
Poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, Theo y Kitty Hamilton viajan a Tanganica. Él, antiguo combatiente aéreo, debe encargarse del buen desarrollo de un plan agrónomo que transformará la zona y dará trabajo tanto a ingleses como a tanganiquenses. Ella, por su parte, llega a África con el férreo deseo de recuperar la confianza de Theo y de ser la buena esposa que todos esperan. Los grandes sentimientos que le despierta el continente, sin embargo, la llevarán a reencontrarse consigo misma y con todos sus temores y anhelos, y también recordar el escándalo que protagonizó, que rompió el vínculo íntimo que sentía con su marido y propició el traslado del matrimonio a un rincón tan remoto.
En Una esposa perfecta, el elemento que destaca sobre los demás y demuestra la magnífica evolución narrativa de Katherine Scholes son los personajes de la historia. Perfilados con maestría y savoir faire, todos ellos alzan una voz clara, firme y perfectamente reconocible, gracias a la cual se nos antojan muy cercanos y vivos. Más allá de la propia protagonista, de espléndida construcción, me ha robado el corazón un personaje que aparece en la segunda mitad y de cuya naturaleza no diré nada. El secreto que envuelve la trama, que se presenta como un halo de misterio en torno a Kitty y aparece mencionado cada ciertos capítulos, no hace sino atrapar al lector, más si cabe, e imposibilitar que este abandone la lectura, por más que haya llegado a la parada de metro o tren en la que debe bajarse. Y es un hecho literal que me ha ocurrido.
Es evidente, por otro lado, que una novela de este tipo suele y debe contar con un buen número de descripciones. Y no solo las hay, sino que embellecen el argumento de tal manera que uno se siente inmediatamente transportado a Tanganica, a Kongara, al fascinante escenario en el que se ambienta el libro. En él también encontramos los enfrentamientos, tan peculiares como interesantes, entre Inglaterra y África, entre blancos y negros, hombres y mujeres; se trata de un pedacito de nuestro pasado que no debemos olvidar para no repetir los errores de nuestros ancestros. Por último, siempre me despierta un gran placer el asistir a cómo un escritor ata todos los cabos con destreza, sin olvidar ningún detalle, por nimio que sea, y eso es lo que sucede al terminar esta lectura.
A pesar de que viajo poco a África, literariamente hablando, cada vez que voy a este continente me adentro en historias fantásticas, capaces de conmoverme hasta las lágrimas, con las que disfruto como un niño con juguete nuevo. Una esposa perfecta consagra a Katherine Scholes como una novelista brillante que recurre a las aventuras que ha vivido ella misma para construir las tramas de sus libros. Australia, Inglaterra y Tanganica, la actual Tanzania, reclaman su lugar en la historia y nos acogen con los brazos abiertos, con la esperanza de que volvamos a visitar tan singulares parajes. ¡Y luego dicen que viajar resulta caro!