Autor: Teo Palacios
Editorial y año: Edhasa, 2009
Cuando el rey Teleclo es asesinado en el año 735 a.C., se inicia una oleada de guerras entre Mesenia y Esparta que se prolongará durante casi ochenta años. Esparta da comienzo a una etapa de esplendor social y cultural que la llevará a ser una de las ciudades más respetadas y temidas de su tiempo. Sin embargo, durante los reinados de Teopompo y de su hijo Anaxándridas, mientras entre los habitantes de la polis se suceden las rebeliones y la familia real se desmorona trágicamente, el pueblo espartano se transformará, pasando a estar dominado por la formación militar, la austeridad y la dureza, de tal modo que incluso en nuestros días sigue siendo un referente de una determinada forma de vida.
Si hay algún país cuya historia despierte siempre mi admiración, ese es Grecia. No en vano es la cuna de buena parte de nuestra civilización, y donde nacieron disciplinas y genios que hoy en día siguen estudiándose. Dentro de la historia griega, mi período favorito ha sido siempre el clásico, en el que destacan las guerras contra los persas. La novela que os traigo hoy, sin embargo, se remonta a unos cuantos siglos antes: Hijos de Heracles se centra en el nacimiento de Esparta, una de las ciudades más importantes en el pasado del continente europeo. Teo Palacios deja atrás a Pericles, Leónidas y compañía para contarnos cómo evolucionó la polis espartana de una mera agrupación de cuatro poblaciones a una potencia capaz de rivalizar, y de vencer, a la todopoderosa Atenas. Es la primera vez que viajo a los inicios de un lugar que no me resultaba ajeno y lo cierto es que la travesía ha sido maravillosa.